
Epicondilitis medial
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Algunos de los músculos que ayudan a mover la muñeca y el antebrazo se unen a través de un tendón a un punto común en la parte interior del codo. El esfuerzo de estos músculos puede provocar pequeños desgarros e inflamación en el tendón, lo que da lugar al dolor del codo de golfista.
El uso excesivo de estos músculos puede producirse con pequeños movimientos repetitivos, como teclear y utilizar el ratón del ordenador, o con actividades extenuantes. También puede desencadenarse por un aumento repentino de la actividad manual. Por ejemplo, tareas que no se realizan habitualmente, como la jardinería, la limpieza de primavera o el bricolaje.
A veces, se necesitan ejercicios específicos para tratar el codo de golfista. Es importante tener en cuenta que pueden ser necesarias entre 6 y 8 semanas de ejercicios específicos para notar una diferencia en el dolor del codo. Pueden pasar un par de meses más hasta que se sienta mejor. Los fisioterapeutas locales del NHS Lanarkshire han grabado vídeos de ejercicios que le ayudarán a iniciar la rehabilitación y le guiarán para controlar el dolor de codo. Los ejercicios se dividen en etapas tempranas, medias y tardías. Debería empezar a hacer los primeros ejercicios y debería encontrarlos fáciles antes de progresar a los ejercicios medios. De nuevo, los ejercicios intermedios deben resultarle fáciles antes de pasar a los ejercicios tardíos. Es importante no abusar de los ejercicios, ya que esto puede irritar el tendón (véase la escala de actividades del dolor).
Ejercicios para el codo de golfista
El codo de golfista, o epicondilitis medial, es una tendinosis del epicóndilo medial en la parte interna del codo. En cierto modo es similar al codo de tenista, que afecta a la parte exterior en el epicóndilo lateral.
El antebrazo anterior contiene varios músculos que intervienen en la flexión de los dedos de la mano y en la flexión y pronación de la muñeca. Los tendones de estos músculos se unen en una vaina tendinosa común, que se origina en el epicóndilo medial del húmero en la articulación del codo. En respuesta a una lesión menor, este punto de inserción se inflama, causando dolor.
La afección se denomina codo de golfista porque al realizar un swing de golf este tendón se tensiona, especialmente si se utiliza un agarre no superpuesto (estilo béisbol); sin embargo, muchas personas desarrollan la afección sin jugar al golf. A veces también se denomina codo de lanzador[1] debido a que el mismo tendón se estresa al lanzar objetos como una pelota de béisbol, pero este uso es mucho menos frecuente. Otros nombres son codo de escalador y codo de las ligas menores: todos los flexores de los dedos y los pronadores del antebrazo se insertan en el epicóndilo medial del húmero para incluir: el pronador teres, el flexor carpi radialis, el flexor carpi ulnaris, el flexor digitorum superficialis y el palmaris longus;[2] lo que hace que sea la lesión de codo más común para los escaladores, cuyo deporte es de agarre intensivo. El dolor se produce normalmente debido a la tensión en el tendón como resultado de la gran cantidad de agarre ejercida por los dedos y la torsión de la muñeca que se produce por el uso y la acción del grupo de músculos en el cóndilo del cúbito[3]. Sin embargo, más del 90% de los casos no son realmente por lesiones relacionadas con el deporte, sino más bien por ocupaciones relacionadas con el trabajo con actividades repetitivas de fuerza (como la construcción y la fontanería)[4].
Codo de golfista
¿Tiene un dolor insoportable en la parte interior del codo que se irradia a toda la extremidad? ¿En la oficina, pero también en reposo? Entonces puede que esté sufriendo el codo de golfista, aunque no tenga nada que ver con las pequeñas bolas blancas, los greens y los tees.
Siéntese en una mesa y coloque la extremidad afectada sobre ella con la palma hacia arriba. Pida a alguien que le sujete la muñeca. A continuación, intente levantar la palma de la mano doblando la muñeca. Si nota dolor en el interior del codo, posiblemente se trate de una epicondilitis medial.
Esta afección puede ser causada por pasar mucho tiempo en el campo de golf o por ser un as del atletismo; sin embargo, la mayoría de los pacientes nunca han sostenido un palo o una jabalina. Cortar leña, pintar, martillear, reparar coches, cortar y pelar alimentos todo el día como cocinero, o sentarse frente a un PC durante 40 horas a la semana escribiendo, todo ello puede contribuir.
El codo es una articulación “bisagra” formada por tres articulaciones parciales. Hay tres huesos implicados: el húmero, el radio y el cúbito. Los músculos flexores y pronadores del antebrazo son los principales implicados; son los responsables de la flexión y la rotación hacia dentro de los antebrazos, las manos y los dedos.
Autocomprobación del codo de golfista
El codo de golfista es una enfermedad dolorosa del codo que suele afectar a personas activas de más de 30 años. La afección, también conocida como “epicondilitis medial”, suele comenzar con un dolor insidioso en la cara interna del codo. En ocasiones, el dolor puede aparecer tras una lesión en el codo. La afección no es específica de los golfistas ni de los atletas. Suele aparecer en personas que desempeñan trabajos manuales o que realizan tareas repetitivas de levantamiento o transporte.
Se cree que la afección es consecuencia del uso excesivo. Los tendones del codo se desgastan con el tiempo. Esto provoca la degeneración de los tendones y, en ocasiones, puede haber desgarros microscópicos o parciales en el tendón. Puede producirse cierta curación natural, pero a menudo se produce un proceso de ruptura repetida y curación incompleta que provoca dolor.
El diagnóstico del codo de golfista se basa en la historia de dolor localizado en la cara interna del codo y, en ocasiones, en el antebrazo. El dolor suele ser intermitente y a menudo se experimenta con las actividades. El dolor puede estar asociado a la debilidad del agarre. La exploración muestra una sensibilidad localizada en la cara interna del codo y dolor con ciertas maniobras de provocación, como la flexión de la muñeca o el agarre fuerte contra la resistencia. La radiografía puede mostrar a veces espolones óseos o depósitos de calcio. Se puede realizar una ecografía o una resonancia magnética para examinar el estado de los tendones. Si se sospecha que existe un dolor nervioso asociado, puede solicitarse una electromiografía (EMG) o pruebas de conducción nerviosa.